Mis hombres
Mi carácter me empuja a manifestarme sin reservas, y mi experiencia y mi cerebro a un control férreo. Sea como sea escucho lo acostumbrado: "Sufro por tu culpa" Cuando llego a creer que es porque no he dejado bien claro hasta que punto me importan, me pega el ramalazo de culpabilidad y llego dando abrazos, llena de buenas intenciones, de sentimientos bien frescos, con toda el alma. Y me tropiezo con una mirada temerosa, me asaltan con el arsenal de frustraciones, que produzco con mi falta de funcionalidad y que resumen, precisamente, cuando parezco más receptiva: "Sufro por tu culpa".
D. me dice que con mi ternura no evito su desasosiego, que se siente amenazado por mí: "Tu alegría de vivir es inhumana; parece que no sea producto de la felicidad que te ofrecen, sino que es exclusivamente cosa tuya. Y lo mismo ocurre cuando estás triste; uno se siente de más, eres inaccesible".
Quizás captan mi decisión de ser a pesar de todo y de todos, mi convicción de que no importa que pueda demostrar y exteriorizar mi ternura o mi realidad intima, porque por encima está mi íntima decisión de vivir y de ser yo, pese a quien pese. Y eso les desasosiega.
Llegaré a ser una dura de película, especializada en papeles de mala. Lo más entupido es que siempre caigo en los sentimientos de culpa y el propósito de enmienda ante sus quejas, pero racionalmente se que si quisieran a una mujer como Dios manda se buscarían una y le harían la vida a cuadros, porque se aburren o se imaginan que...
Posiblemente sean deficiencias vitamínicas o excesos de glúcidos o la testosterona, que es muy traicionera, la que incapacita a mis hombres para llevarlo con resignación
D. me dice que con mi ternura no evito su desasosiego, que se siente amenazado por mí: "Tu alegría de vivir es inhumana; parece que no sea producto de la felicidad que te ofrecen, sino que es exclusivamente cosa tuya. Y lo mismo ocurre cuando estás triste; uno se siente de más, eres inaccesible".
Quizás captan mi decisión de ser a pesar de todo y de todos, mi convicción de que no importa que pueda demostrar y exteriorizar mi ternura o mi realidad intima, porque por encima está mi íntima decisión de vivir y de ser yo, pese a quien pese. Y eso les desasosiega.
Llegaré a ser una dura de película, especializada en papeles de mala. Lo más entupido es que siempre caigo en los sentimientos de culpa y el propósito de enmienda ante sus quejas, pero racionalmente se que si quisieran a una mujer como Dios manda se buscarían una y le harían la vida a cuadros, porque se aburren o se imaginan que...
Posiblemente sean deficiencias vitamínicas o excesos de glúcidos o la testosterona, que es muy traicionera, la que incapacita a mis hombres para llevarlo con resignación
4 comentarios
Carmen -
Hell -
bohemia -
No sé si pasa sólo a los hombres pero es una tendencia actuar por inercia, por miedo a la soledad, a no saber qué hacer si les cambian el mundo que se han inventado, a no encontrar el cepillo de dientes que antes de partir les aseguras que dejarás en el mismo vasito sobre el mismo lavamanos. No saben o no quieren aceptar que hay cosas que hay que vivirlas con intensidad o se mueren. Que podemos volver si no se niegan a dejarnos volar, que vamos a volar igual con o sin su consentimiento pero que es mejor cuando no hay rejas porque estas sólo sirven para no dejarnos entrar de vuelta.
Mejor es no procurar entender a nadie, quizás sentirle y sentirnos. Besitos de mañana nublada :)
ricardo -
Sigue siendo tu y no quieras entenderlos. Ellos nunca nos entenderan.
un beso