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MATRIMONIO

MATRIMONIO El matrimonio fue instituido en remotas épocas por enemigos acérrimos de las relaciones lúdicas y constructivas intersexuales.
El matrimonio en la actualidad puede ser laico -con o sin ceremonia civil-, y religioso -con o sin ceremonia eclesiástica- según el misticismo de los contrayentes. En cualquier caso viene a ser lo mismo: una mujer y un hombre -con evidente falta de lucidez- deciden que son mutuamente necesarios para ser felices y se unen.
Hay animales que no pueden vivir con autonomía de otros: se trata de los parásitos, que succionan y se alimentan de las substancias más idóneas de otros animales. En gran parte de las parejas se da este mismo fenómeno: uno de los dos llena su inconmensurable vacío existencial con los actos, gestos, dichos, miradas y deseos del otro. El dador se encuentra preso en una relación simbiótica, donde a cambio recibe la embriagadora sensación de ser necesario, imprescindible, decisivo en la vida y la existencia de otra persona, degustando así esa sensación prohibida al ser humano ("Y seréis como dioses") porque, hete aquí que, como los dioses tiene poder sobre la vida y la existencia de alguien que lo ha elegido para transformar, decidir su destino, y compartir intimidades harto escatológicas.
La experiencia demuestra que la pulga necesita al perro para vivir, pero cualquier perro que se deje le sirve. El error del perro sería creer que es él y no otro. Eso explica que haya parejas que se neurotizan durante un tiempo que a cualquiera le parecería eterno, adónde uno succiona la vitalidad y la alegría del otro -que se deja con alguna que otra pataleta - sin que parezca verse el final de su disponibilidad. Es el amor neurótico, en contraposición del "amour fou". Es mejor quedarse al margen o te pringan con sus cuitas y cuando se separan salpican.
Otro tipo de pareja muy parecida a la anterior es la de "soy-débil-pretéjeme". El débil se afirma por su incapacidad para pedir con suficiente brío, enmedio del tumulto, un vaso de agua al camarero, por no saber cómo rellenar un formulario, abrir la puerta del coche o con quién debe ir y de quien se tiene que fiar, qué tiene que contestarle a su padre cuando se extralimita, qué modelo de tocadiscos ha de comprarse, dónde venden las entradas para ver a Sabina... El sabelotodo o fuerte se realiza resolviendo cada una de las dificultades del otro, al parecer insolubles, y extrae un sentimiento desproporcionado de prepotencia, de eficacia. A la larga suele desembocar en una euforia crispación que generaliza frente al mundo. Es ese tipo de gente que con voz engolada y mirándote desde la cima de su sabiduría y de su superioridad te dice: "El Quijote, que lo escribió Cervantes" y espera que puntúes con una exclamación admirativa su excelsa perspicacia, cosa que nadie, salvo su débil particular, hace. Lo que le empuja a frecuentarla con más asiduidad a su pareja, que sí que sabe apreciar sus dotes. Este tipo de pareja suele ser eterna, a ellos no les hace falta el divorcio, salvo en el caso en que el débil deje de hacer el chorras y deje la pereza mental, porque entonces todo se va al carajo.
Pero hay parejas que se apartan de estos modelos: son las que se componen de dos contendientes, que están juntos a ver quien puede más y cualquier motivo es bueno para establecer la competición. Las reglas del juego suelen ser inaccesibles para el resto de los mortales: resistencia psíquica, incoercibles deseos de camorra y como paréntesis un polvo con cardenales y arañazos, con el que marcan el final del “round", pero no del combate. No se aconseja intentar mediar o apaciguar parque se suele salir escaldado y vituperado por las dos partes. Sólo los dos elementos de la pareja podrá poner fin a la espiral de destrucción y ¡ay de quien se atreva a intentarlo lleno de buenas intenciones! Son parejas droga y crean hábito.
En el otro extremo están los misántropos románticos, esos para los que el mundo es un terreno minado, que desconfían de la amistad y de la bondad natural de la gente, de la hermosura que hay alrededor y se descubren en la marabunta como dos náufragos. Los lazos que les unen son la injusta maldad y la profunda crueldad de las que son victimas. Cuando los veáis hablar quedo, con las manos cogidas, mirándose a los ojos enternecidos, no interrumpáis: se están contando penas. Y cualquier cosa es una pena para ellos; el café se lo han servido frió, Mari les ha saludado mirando “como si” o se les ha descosido el bajo del pantalón. Se sienten víctimas con la misma fruición con que otra gente se siente concejal y con la misma base se dedican a sentirse llamados a más altos destinos que el resto. Si han sido alfabetizados, corremos además el peligro de que nos lean unos poemas horribles que hay que comentar diciendo "qué-gran-sensibilidad-tienes" porque no hay por donde cogerlos. Es mejor quedarse lejos porque, además, para sus calenturientos cerebros puedes ser parte de la universal conjura que existe contra ellos y contra su amor.
Pero la verdadera mezcla explosiva es la del elemento expansivo-reflexivo con reflexivo-introvertido. El uno cumple funciones de "starlette" y el otro de espectador; uno es bolo alimenticio y el otro estómago rumiante. Las tempestades explícitas tienen al elemento pasivo para subrayar la fogosidad expansiva del otro. El reflexivo-introvertido tiende a neutralizarse, adquiriendo con el tiempo una serenidad próxima al nirvana mientras que el expansivo-extrovertido llega a adquirir modos y maneras de divo ante la prensa, reforzado e imbuido de su papel de portavoz. Su separación puede dar al traste con un dificilísimo equilibrio interdependiente.
*Variación sobre el tema representa la pareja formada por un hermano bastardo del mesías, dispuesto a catequizar y postular sobre prácticamente cualquier tema, con la insólita pretensión de elevar a categoría general cualquier acto. Su complementario suele ser un elemento provisto de un sentido común a toda prueba, que minimiza inmisericorde toda tentativa adoctrinadora. La lucha se establece con carácter épico-ético-trascendental por un quítame-allá-ese-cenicero o quién-puso-aquí-el-martillo-que-no-es-su-sitio, con eruditas alusiones a los significados ideológicos, porque , querámoslo o no, al hermano bastardo del mesías le resulta peco menos que imposible, vivir su vulgaridad sin hacerla formar parte de una cosmogonía interrelacionada con su monotemática -que suele ser la política y la psicología- y al complementario le suelo resultar toda generalización teórica una burda maniobra de despiste, si no una manera como otra cualquiera de no llamar al, pan, pan y al vino, vino. Pueden hacerse viejos intentando que cambie el otro, sin dar su brazo a torcer.
En cuanto a las posibles variaciones, sen infinitas; cada pareja tiene rasgos de todas y es la proporción la que varía.
Por todo lo que antecede, el divorcio como institución necesaria es un hecho que nadie razonable puede objetar; ahora bien, no se aconseja como remedio general porque cada individuo que no este ocupado es un elemento perturbador en la comunidad, ya que, carente de su complementario busca apaños temporales en las orejas complacientes de sus amigos. Además un divorcio e separación, sólo abre un interregno hasta la próxima unión, variante aproximada de la anterior, porque "a decir verdad, no sabemos renunciar a nada, sólo sabemos cambiar una cosa por otra, y lo que parece renuncia, sólo es en realidad una formación sustitutiva” que dijo Herr Freud.
Agradecemos a los monógamos sucesivos, su falta de contención en la exposición y narración de las miserias vividas en pareja, y sobre todo a nuestras madres que con una dieta rica en fósforo -sardinas-, y sus desvelos y cuidados nos han permitido experimentar, gracias al grado de resistencia adquirido, todas y cada una de estas parejas, pudiendo obtener así valiosísimo material de primera mano, en una sociología de campo que hemos intentado sea divulgativa y no exhaustiva, en beneficio de nuestros lectores.

Trastornos Psicológicos y astrología

Trastornos Psicológicos y astrología He recopilado para los aficionados a la astrología un resumen del XX Congreso Ibérico de Astrología, Palma de Mallorca, Junio 2003, donde se habla de la relación entre los trastornos psicológicos y la Astrología. Si alguien está interesado puedo facilitarle los textos completos de dicho congreso. También puedo un pequeño resumen de vuestro tema natal, poniendos en contacto conmigo mediante email .

Neurosis depresiva, depresión, neurastenia
Según la tradición astrológica, la depre­sión se da a menudo en las disonancias Luna-Saturno, Sa­turno en el FC, o mal aspectado con el regente de FC o un planeta allí presente, sin la ayuda de aspec­tos armónicos de planetas Yang. Los signos Yin, femeninos, son más proclives a sufrir este mal, es­pecialmente los de agua y Capricornio.
En cuanto a las disonancias Luna-Satur­no, la oposición es especial­mente dura (excepto con ascen­dente Capricornio o Acuario, que indicarían más bien neurastenia), así como la cuadratura de 4ª o creciente siempre que el ascendente sea Cáncer. La sesqui­cuadratura de 8ª o menguante es bastante trágica y puede ser un factor de suicidio.
Histeria
En astrología se asocia con las disonan­cias Luna-Urano, de entre las que parece especialmente sospechosa la semicuadratura de 11ª o menguante, pero, por la gran variedad de tipos de histeria identificados, deben intervenir otros factores de refuerzo.
Miedo, fobia, angustia
En estos individuos se suele dar un rasgo de carácter común con los del depresivo, como son la in­troversión, timidez, los comple­jos de inferioridad, pero unido a un carácter poco realista o excesiva­mente fantasioso. Por todo esto se atribuye a disonan­cias de Saturno y Neptuno a la Luna, aunque la poca afirmati­vidad pudiera involucrar al Sol. Saturno en XII, en disonancia a la Luna, el regente de IV o un planeta allí situado son factores bastante angustiosos.
Sabemos que una disonancia Luna-Saturno hace al indi­viduo proclive a la tristeza, pero sabe­mos también que cualquier contacto de estos dos planetas es favorable para la sensatez y la previsión, que pueden ser herramientas útiles para diseñar una estrategia que siempre debe estar diseñada a la medida del individuo, pues no hay un tratamiento igual para todos los individuos que padecen deter­mi­nada neurosis, debido precisa­mente al origen vivencial de una experiencia individual.
Obsesiones - compulsiones
Las disonancias Luna-Plutón y Luna-Marte parecen ser un claro indicador de estos trastornos. La cuadratura puede ser grave, excepto con ascen­dente en Cáncer, lo cual supone un desprecio de los valores represen­tados por la Luna, una autorrepresión de los pro­pios sentimientos e indiferencia afec­tiva. Esto explicaría la actitud exigente, crítica, y el senti­miento de culpa. Plutón en casa IV, o en di­sonancia (sobre todo la cuadratura) al regente de IV o a un planeta allí alojado puede producir efectos similares a la disonancia Luna-Plutón, y los signos de agua son los más procli­ves.
Otros trastornos neuróticos
podría­mos hacer una clasificación básica de trastornos neuróti­cos, con su paralelis­mo simbólico correspon­diente:
Manía: Júpiter
Depresión: Saturno
Histeria: Urano
Delirio: Neptuno
Obsesión: Plutón

Fo­bias, miedos, angustia: Saturno-Nep­tuno, casa XII
Transtor­nos sexuales y de la agresividad: Marte, Plutón, casa VIII
Supers­tición, sotería: Júpiter-Neptuno, casas IX y XII
Trastornos psicóticos
Los delirios paranoides pueden ser de grandeza, relacionados con la casa V, de celos, y los eróti­cos, afectando a la casa VIII, injusti­cia, afectando quizá a la casa IX. Pero conside­rando el delirio como algo no real o pertene­ciente a "otra realidad" debe siempre afectar a Neptuno o el planeta re­gente de XII o allí ubicado. Y considerando la argumenta­ción lógica y su expresión concreta parece que hablamos de Mercurio, la casa III, su regente o planeta presente, pero para que todo esto afecte a la psique del individuo, parece impres­cindible el concurso de la Luna o la casa IV, ya sea su regente o un planeta en IV.
la esquizofrenia Astrológicamente hablando no se ajusta a un modelo muy concreto y suele afectar a cartas muy de­sorganizadas, entendiendo esto en términos amplios, es decir, a nivel de aspectos disocia­dos, planetas sin aspectos y vacíos de curso, desconexiones a nivel de estructuras de regencia, aspectos duros de la Luna con los transpersonales, mercurio, las casas de agua y también las III, VI y IX, imposibles de siste­matizar en un aforismo único.
EL DIAGNÓSTICO ASTROLÓGICO
La tradición astrológica atribuye a la Luna la forma de reaccionar, el sentimiento y las sensacio­nes, es decir, la emotividad recepti­va del individuo, lo que indudablemente condi­ciona nuestro estado de ánimo y reacciones, vida privada, estilo y ritmo de vida, relaciones fami­liares, muy especialmente con la madre y, de alguna manera, las mujeres en general. Y, con la emotividad, nuestra capacidad de convi­vir con los demás (bajo un mismo "techo"), así como todas las somatizaciones orgánicas y fun­ciona­les.
Mercurio rige el lado izquierdo del cerebro -la Luna el derecho- y también parece estar relacio­nado con problemas mentales, pero más bien de tipo neurológico, como la dislexia, tartamudez, mu­dez. Astrológicamente simboliza el intelecto concreto o estructura lógica, la redacción, oratoria, etc, lo que puede estar relacionado con la experiencia social de la niñez con hermanos, vecinos y familia­res próximos, así como los compañeros en la enseñanza primaria y, si vamos más lejos, ya que simbo­liza cómo se comunica el individuo, en sentido amplio, cómo se desplaza cotidiana­mente para desem­pe­ñar sus actividades diarias.